Diversos medios israelíes, de los que se afirma que están próximos a medios políticos y de seguridad de Israel, han vilipendiado al nuevo primer ministro egipcio, Issam Sharaf, describiéndole como “un enemigo de Israel”.
Su opción para ocupar la cartera de Exteriores, Nabil al Arabi, ha sido acusado de ser antisemita, una de las cantinelas utilizadas por la entidad sionista contra todo individuo que osa oponerse a sus posturas y criticar sus crímenes y barbarie en contra del pueblo palestino.
Él negoció con los israelíes durante 13 años desde los Acuerdos de Camp David hasta el de Taba.
Según el semanario francés Le Point, él se reunió en Camp David con el presidente Sadat en calidad de consejero jurídico del ministro de Asuntos Exteriores. Con este título, él estudió cuidadosamente cada párrafo del futuro acuerdo y luego se reunió con sus superiores: los ministros Ibrahim Kamel y Butros Gali. Una frase del texto le parecía “inaceptable”. Sin embargo, el único señor del juego era Sadat y joven diplomático pidió una audiencia al rais...
En su libro “El Camino de Jerusalén”, Butros Gali escribió: “Él volvió pronto decepcionado y descompuesto. Sus declaraciones habían exasperado al presidente, que se irritó con él”. Treinta años más tarde, Nabil Al Arabi se niega a revelar el secreto de aquel desacuerdo.
Por su parte, las cadenas 7 y 10 de la televisión israelí, así como los periódicos Maariv y Yediot Aharonot, al comentar la ceremonia de investidura del nuevo gobierno egipcio, señalaron que Sharaf es conocido por su oposición a Israel y su política a favor de los palestinos y calificaron su nombramiento de Al Arabi para el puesto de ministro de Exteriores de “acto antisemita”.
almanar.
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